Hace exactamente dos meses, el día 13 de marzo de 2020, el Club Social Garraf y el Club Social Salud Mental Gracia tuvieron que cerrar sus puertas, en respuesta a la Resolución SLT/737/2020 de la Generalitat de Catalunya, por la cual se adoptaron medidas complementarias para la prevención y el control de la infección por el SARS-CoV-2 (coronavirus). Desde entonces no han podido llevar a cabo sus actividades presenciales habituales, pero su tarea no solo no se ha parado, sino que se ha ampliado, adaptado y reinventado, respondiendo a la nueva realidad y también a las nuevas necesidades surgidas a raíz de esta situación.
El servicio de Club Social para personas con diagnóstico de trastorno mental tiene como principal objetivo promover un incremento de la socialización y, por lo tanto, de la autonomía personal y de la calidad de vida. En el Club Social Garraf, situado en Vilanova i la Geltrú, acompañan en el ocio y el tiempo libre a 31 mujeres y a 40 hombres; en el Club Social Salud Mental Gracia, ubicado en el barrio de Gracia de Barcelona, a 39 mujeres y a 40 hombres, en ambos casos con una gran demanda para participar en todas sus actividades.
Durante estos 60 días han seguido en contacto con todas y cada una de las personas socias, pero el confinamiento les ha complicado una parte esencial de su trabajo, nos explica Bettina Seoane Piñeira, directora del Club Social Garraf. “Nosotros trabajamos para evitar la tendencia al aislamiento de las personas con diagnóstico en salud mental. Tenemos que hacer salir a la persona a la calle, y en este momento no podemos. Lo que estamos haciendo es mantener el contacto, mantener la actividad, seguir velando para que su tiempo de ocio y de tiempo libre sea de calidad, pero de una manera virtual en todos los casos, en un contexto mucho más limitado”.
Han tenido que dar respuesta a nuevas necesidades y a nuevas demandas. “Estamos haciendo una atención mucho más individualizada, más contención emocional y más asesoramiento” comenta Bettina. Y también han tenido que replantearse su función en este escenario completamente nuevo e inesperado. “En este momento nosotros estamos a su lado, aunque sea a través del teléfono, acompañando en la distancia. Tenemos que estar, nos tienen que sentir presentes”, explica Òscar Constantí, director del Club Social Salud Mental Gracia. Están llevando a cabo mucho seguimiento y contacto telefónico, están realizando mucho apoyo y mucha motivación, están ayudando a ordenar rutinas y están velando para que las actividades de las personas usuarias durante este confinamiento sean provechosas y de calidad; intentando ayudarles a hacer más soportable el agotamiento producido por el confinamiento, mucho más acusado en las personas que sufren un trastorno mental severo.
Confiesan que a nivel personal y profesional han sufrido un proceso de luto, y después una metamorfosis. Tuvieron que traducir de qué manera podían llevar a cabo las funciones propias del Club Social dadas las nuevas circunstancias y tuvieron que rediseñar los clubs. Así pues, desde hace varias semanas la versión 2.0 de los Clubs Sociales de Grup ATRA no para. Han adaptado el programa de actividades a formato online y llevan a cabo muchas de sus actividades habituales a través de videoconferencia.
En el Club Social Salud Mental Gracia, por ejemplo, hacen tutorías grupales, asamblea, musicoterapia, taller de habilidades sociales, arte-terapia, club de lectura, taller de radio o la formación “Activa de ment”. En el Club Social Garraf realizan las actividades de espacio de encuentro, taller de escritura creativa, artes plásticas, cine y debate, taller de catalán o taller de cocina. A las personas socias tener unas actividades concretas en unos horarios determinados les ha servido para estructurarse el día a día, para adquirir nuevas rutinas y para asumir nuevos compromisos. Además, la distancia física ha hecho especialmente emocionante el reencuentro virtual durante las videoconferencias, nos explican.
“¿Cuando abriréis el Club?” es una pregunta recurrente que reciben por parte de las personas miembros. El cuando no lo saben, el como lo van dibujando poco a poco. Han diseñado un plan de contingencia a partir de las medidas de seguridad vigentes, pero habrá que reinventar el club físicamente y a nivel de programación de actividades. “Es muy importante hablar de lo que estamos haciendo y de lo que haremos, pero no podemos olvidar lo que hemos dejado de hacer”, observa Òscar Constantí. “El Club no es un cajón de sastre de actividades, sino que hay un programa, unos objetivos y una proyección para todo el año. Este año teníamos programado un viaje en Sevilla, estábamos empezando a montar un nuevo espectáculo de teatro, y habíamos iniciado el desarrollo de una serie de actividades más pequeñas. Todo esto lo hemos tenido que dejar aparcado temporalmente”. Han tenido que parar proyectos, que suspender iniciativas, que adaptarse a una realidad inesperada y que reinventarse, pero la capacidad de respuesta, la entrega y el compromiso de profesionales y de personas usuarias solo ha hecho que incrementar en estos tiempos complejos.